En el 2010 salió al mercado la aplicación Fruit Ninja. Era un juego sencillo, un sensei te mandaba, junto con un sable, a practicar los movimientos del karate picando frutas. En la primera versión del juego diferentes frutas cruzaban la pantalla cada vez más rápido y uno debía pasar el dedo por la pantalla para rebanarlas con el “sable”. De vez en cuando aparecían bombas que no debían ser cortadas ya que al tocarlas el juego acababa. Fruit Ninja ha sido de los pocos juegos con los que me he aficionado: las ilustraciones eran bellas y la misión sencilla: picar fruta. Lo único que se exigía de nosotros es que dejáramos una montaña virtual de fruta lista para consumir por el exigente sensei digital.
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Picar Papaya
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En el 2010 salió al mercado la aplicación Fruit Ninja. Era un juego sencillo, un sensei te mandaba, junto con un sable, a practicar los movimientos del karate picando frutas. En la primera versión del juego diferentes frutas cruzaban la pantalla cada vez más rápido y uno debía pasar el dedo por la pantalla para rebanarlas con el “sable”. De vez en cuando aparecían bombas que no debían ser cortadas ya que al tocarlas el juego acababa. Fruit Ninja ha sido de los pocos juegos con los que me he aficionado: las ilustraciones eran bellas y la misión sencilla: picar fruta. Lo único que se exigía de nosotros es que dejáramos una montaña virtual de fruta lista para consumir por el exigente sensei digital.